lunes, 31 de octubre de 2011

CIUDADANO ANÓNIMO EN HUELGA DE HAMBRE


                                                                                                      

Cuando paseaba por la puerta del sol en Madrid al caer la tarde del sábado, se me acercó un hombre alto y enjuto, con aspecto cansado pero con brillo noble en la mirada. Portaba un puñado de octavillas que repartía de mano en mano a los distraídos viandantes.
Cuando leí las razones por las que justificaba el inicio de una huelga de hambre, sentí que me sobrecogía por dentro su epopeya, la brutal asimetría de los poderes enfrentados. La fragilidad del bien se ponía una vez más en evidencia allí donde naciera el 15 M. En un bando estaban las multinacionales, las empresas financieras, los grupos de inversión, el Fondo Monetario Internacional, el Banco central europeo, las entidades crediticias francesas y alemanas, lo que se llama eufemísticamente “los mercados”. Al que se unían asimismo los gobiernos, los cárteles mediáticos, los intelectuales acomodados. En el otro ejército luchaba un ciudadano solo, anónimo, parado y hambriento.
 La causa del primer ejército era incrementar el beneficio de una minoría  de especuladores a costa del bienestar de la población. La causa del segundo, defender los derechos comunes, la soberanía del pueblo, el estado de bienestar.
Las armas con que contaba el primero eran numerosas: el control de la opinión pública, la financiación de la economía, la capacidad de incrementar el desempleo, la deuda de los Estados, el aparato militar. Las armas del segundo, un puñado de octavillas y la expresión pública de su propio  sufrimiento. 
Decidí con emoción sumarme a aquella heroica guerrilla urbana formada por un solo hombre, cuyo nombre ignoro, cuyo paradero desconozco, cuyas siglas pertenecen a un mundo que no tiene representación institucional, dando voz a su resistencia pacífica. Porque comprendí que su causa era la mía, la nuestra, la de TODOS. En su honor, el de un ciudadano auténtico, lanzo al ciberespacio sus palabras. Palabras dignificadas por el autosacrificio y no dirigidas, en el fondo, contra los poderes mediáticos, políticos y financieros, sino contra lo único que puede darles la victoria: nuestra indiferencia.

“Informo que a partir de las 0 horas del día 16 de Octubre y hasta la hora de cierre de los colegios electorales del 20–N, inicio una huelga de hambre, haciendo ésta manifiesta desde las 7h hasta las 0h, en la puerta del sol de Madrid, con el firme propósito de expresar mi más profunda indignación contra los tres poderes fácticos que tienen secuestrada nuestra democracia y que a todas luces han empezado a corromper nuestro más sagrado símbolo democrático que es nuestra constitución.
Estos tres poderes son el financiero, el político y el mediático.
Los dos primeros has mostrado una total falta de respeto hacia el pueblo soberano, modificando a través de un consenso que solo se  ha producido en escasas ocasiones por parte de los dos partidos que se alternan en el gobierno, respecto del blindaje de un artículo que arremete a nuestra constitución y atenta contra la soberanía del Pueblo Español, en un asunto de calado económico que solo ha buscado proteger el interés financiero.
Desde aquí animo e interpelo al Pueblo Español para que inicie un debate serio y en profundidad sobre nuestra Democracia, la Constitución y el corrupto proceso electoral, el cual se ha modificado en beneficio de los dos partidos que se alternan en el poder, y que se va a repetir el 20–N.
No esperemos a que nos indiquen cuando es el día de reflexión, pues ese día tiene que comenzar ya, haciendo partícipe al pueblo soberano en la construcción de nuestro sistema democrático y constitucional.
Todo ello cobra una vital importancia y urgencia, dada la actual situación económica de quiebra absoluta del gobierno central y autonómico, estándose produciendo el mayor ataque jamás visto contra el sistema de bienestar del Pueblo Soberano, y que tantos años de luchas y sangre ha costado a anteriores generaciones.
Creo que toda persona de bien está llamada a defender pacífica pero rotundamente esta situación con carácter de urgencia”. 

jueves, 27 de octubre de 2011

¿SOCIEDAD SIN CLASES?























En muchas conversaciones nos referimos de forma confusa pero cierta a una lógica poderosa y oculta que subyace a todos los fenómenos de la vida social, y a la que llamamos EL SISTEMA. Intentaré, aun a riesgo de simplificar, dar contenido a esta borrosa expresión.
 Se trata de una constelación formada por cuatro círculos concéntricos. En el círculo interior vive la clase marginal (20% de la población): inmigrantes, indigentes, parados de larga duración,  prostitutas, ancianos, enfermos crónicos, reclusos, gitanos, etc. Al carecer de recursos sobreviven del mercado clandestino (sexo, robo, drogas, animales exóticos...), de la caridad pública y de puntuales ayudas del gobierno.  Situados al margen del Estado de derecho, en un entorno social selvático, que parasita del resto de círculos –al que algunos acceden en tiempos de bonanza– y sobre el que generan una dosis constante de inseguridad.
El siguiente círculo, que envuelve al anterior, lo integra el colectivo más numeroso, la clase baja (55% de la población): trabajadores precarios, mileuristas, obreros de escasa cualificación, mujeres desempleadas, parados de corta o media duración y trabajadores públicos del más bajo nivel. Realizan los trabajos peor valorados socialmente, disponen de escaso salario y alto nivel de precariedad.
El tercer círculo, la clase media (20 % de la población), está formado por funcionarios de medio y alto nivel, autónomos,  pequeños empresarios, ejecutivos y políticos. Ejercen tareas de control, creación y organización. Gestionan el sistema. Gozan de trabajo estable y de un nivel de vida próspero.
Finalmente, el círculo superior, la clase alta (5% de la población) lo conforman altos ejecutivos, accionistas mayoriarios, deportistas de elite, gerentes de empresa, gestores de fondos de inversión, banqueros y  socios de multinacionales. Disfrutan de un consumo exclusivo, controlan los recursos estratégicos y están fuera de la jurisdicción del Estado, al que apenas contribuyen. Su existencia es parasitaria, como los del primer círculo, cuyas redes mafiosas, en algunos casos, dirigen en la sombra.

El SISTEMA  funciona en base a las siguientes normas no escritas:

1. El círculo superior, la clase alta, acepta limitar parte de su beneficio a cambio de un entorno económico seguro y estable para sus inversiones, es decir, de que se cumpla la condición por parte del resto de clases de no poner en cuestión su desigual poder y prosperidad, sustentados en el control de los principales medios productivos, financieros y mediáticos.
2. El segundo y tercer círculo renuncian a la revolución, es decir, a la igualdad, a cambio de unos mínimos de seguridad en el empleo, educación y sanidad gratuita, y una pensión de jubilación. Es decir, a la existencia del Estado de bienestar. Intercambian desigualdad por seguridad.
3. Tras renunciar a la democracia económica, que exigiría la abolición de los círculos, el ideal de justicia social se canjea por el de felicidad individual cifrado en el tener, es decir, por la aspiración de cada uno de los miembros de la sociedad a mejorar de forma ilimitada su nivel de consumo personal y el de su familia. Con completa indiferencia hacia el resto de Estados y hacia el entorno medioambiental.
4. Se interioriza la consigna de que cada cual está en el círculo que merece, siendo las motivaciones básicas de los miembros de cada círculo ascender al círculo superior y evitar descender al inferior. Los porcentajes de población asignados a cada clase social varían en función del ciclo económico, produciéndose importantes trasvases en tiempos de crisis. La administración de un sentimiento de insatisfacción generalizada, que induce a consumir de forma compulsiva bienes y servicios, es el medio de control social más utilizado y explica la dependencia psicológica de todos los círculos hacia el SISTEMA.
5. Los miembros del mismo círculo mantienen entre sí relaciones de competencia y rivalidad. La relación con los círculos superior e inferior es de envidia–admiración y desprecio–temor respectivamente. A la jerarquía de círculos corresponde una jerarquía de estatus y de poderes adquisitivos. El verdadero enemigo es el igual y el inferior, nunca el superior. Se invierte así la lucha de clases.
6. Se combate con métodos represivos antes que con políticas sociales la inseguridad producida por el primer círculo sobre el segundo y tercero. El miedo en todas sus formas -a la violencia, al paro, a la indigencia, a la prisión, a la exclusión, al descenso en la escala social- es necesario para dar cohesión al SISTEMA. El cuarto círculo se mantendrá en espacios altamente protegidos, fuera de las ciudades y vigilado por seguridad privada.  
7. La democracia se entenderá como un pacto que no pretende suprimir la desigualdad entre clases sino gestionarla para que no genere conflicto. La alternancia bipartidista preserva el SISTEMA, neutralizando el poder del pueblo que supondría su disolución. El sufragio –que da poder al mayor número– limita a la  derecha, que defiende los intereses de la clase media y alta; y el crecimiento del desempleo por falta de capital –que encarna el poder de la minoría–, limita a la izquierda, que representa a la clase media y baja. Se evitará a toda costa que los ciudadanos participen o deliberen directamente en las cuestiones que afectan al funcionamiento del SISTEMA.
8. Los políticos no son los representantes del pueblo sino los guardianes del SISTEMA. Tienen que hacer transacciones entre el primer, segundo y tercer círculo respecto al cuarto, que no está sometido a su control y a cuyos miembros secretamente admiran. Los ricos están fuera del alcance de la democracia.
9. Lo peculiar del momento actual es que el cuarto círculo, la clase alta, se ha desligado del territorio y de ese modo de las restricciones a sus beneficios que le imponían los otros tres círculos; convirtiéndose en una  pura máquina de especulación virtual, un solo círculo global que constituye un Poder sin sociedad, un SISTEMA MUNDO. La movilidad del capital, hecha posible por las nuevas tecnologías y la conversión del mundo en un mercado único, es la base de este nuevo poder.
10. El resto de círculos permanecen ligados al territorio.  La oligarquía económica goza por ello de tal preeminencia que ya no tiene motivos para limitar su avidez de beneficios. El equilibrio de poderes que dio origen al Estado de bienestar se rompe en favor del círculo superior. Los Estados-sistema comienzan a descomponerse en una multitud de Estados débiles, explotados y dominados por sutiles mecanismos financieros, principalmente la deuda soberana. Se diluye la clase media y se integra a toda la población en una sola clase baja. La tiranía global ha comenzado.    

sábado, 22 de octubre de 2011

EL INFORTUNIO DEL NIÑO JORGE ARÍSTIDES. UNA HISTORIA REAL. (los nombres auténticos, salvo el de Coralie, los he omitido por discreción y respeto a la privacidad)




Con tan solo diez años de edad Jorge Arístides Poveda se enfrenta a un invisible y terrible depredador. Una crueldad salvaje e impersonal albergada en el interior de sus genes, llamada Distrofia muscular de Duchenne, se  va extendiendo, como un veneno lento, por su frágil musculatura. Nada se puede hacer humanamente por combatir el proceso degenerativo. Se trata de una sentencia de muerte ante la que no cabe apelación.
Fatiga, debilidad muscular que comienza en las piernas y la pelvis, pero que también se presenta con menos severidad en los brazos, el cuello y otras áreas del cuerpo; pérdida de habilidades motoras (correr, bailar, saltar), caídas frecuentes y progresiva dificultad al caminar. Esos son los síntomas de esta abominable dolencia.
Desde hace dos meses el pequeño Jorge requiere un aparato ortopédico para ir a la escuela y, con toda probabilidad, a los doce años habrá de desplazarse en silla de ruedas. Él aún no sabe que cuando la atrofia, en su tenaz asedio, alcance órganos vitales, principalmente el corazón, tendrá que abandonar este mundo para siempre. Nunca más tarde de los veinte años.
Juliana y Manuel, apesadumbrados por la nefasta lotería trasmitida por ellos mismos en el amoroso instante de dar la vida, cual si se tratara del cruel ensañamiento de una aciaga divinidad, se debaten desde el inicio de curso entre exigirle la debida responsabilidad por sus estudios, como a cualquier niño de su edad, o ceder con indulgencia ante quien de forma inevitable carece de cualquier futuro académico o profesional.
 La madre se inclina por la primera opción, aunque probablemente se trate de una forma inconsciente de negar la realidad. El padre, por la segunda, ya que a su modo de ver solo una felicidad ligera, sin la menor carga de responsabilidad, debía coronar una vida tan extraordinariamente breve. Ya son demasiados los sufrimientos naturales para añadirles el peso del esfuerzo y la disciplina.
Ha triunfado, no sin un grave desgaste en la pareja, la primera opción. Hay en ella un canto a la dignidad. La desgracia no merece que se le rinda ningún tributo. Menos, el de convertir a su hijo en una víctima ignorante y malcriada por mor de la enfermedad. Qué mayor bien se le podría dar que el de  honrarlo, aunque sea por escaso tiempo, con las excelencias de la cultura humana.
En cualquier caso estaba cercano el momento en que el  despertar de la  infancia llevaría a Jorge a tener que enfrentarse con su pavorosa peculiaridad respecto a sus compañeros. Se preguntaría rabioso: ¿por qué solo a mí y a ellos no? Pregunta a la que nadie sabría dar respuesta. Tal vez por eso, desde unas semanas acá, su carácter vivo e inquieto había experimentado un giro alarmante. Se mostraba lánguido y distraído en clase, como presa de una intensa melancolía.  Padres, profesores y Coralie, la orientadora del centro, entendieron que quizás había llegado la hora de ayudarle, con los más delicados y eficaces resortes de la psicología infantil, a afrontar una verdad que ni siquiera los adultos más ecuánimes estarían preparados para asumir con entereza.
Entró cojeando en aquel pequeño despacho pintado de azul  y suelo deslucido,  con un gran ventanal al fondo rodeado de estantes repletos de volúmenes. Detrás de una mesita baja, con algunas fichas de colores esparcidas por doquier, que daban una sensación de ingenua calidez, se encontraba Coralie. Los ojos del niño miraban con atención a aquella adulta que lo había llamado para hablar con él.
Con un tono de franca complicidad, se dirigió a él:
–Jorge, últimamente te estoy viendo un poco triste. Me gustaría que me contaras lo que te  preocupa. Seguro que podré ayudarte.
En contra de lo que había previsto, no hubo el más mínimo rodeo o resistencia por parte de Jorge para abrirle su corazón. Debía estar al límite de sus fuerzas. Necesitaba sincerarse.
–Te lo cuento pero es un secreto.        
–No te preocupes, no se lo contaré a nadie si tú no quieres. Te doy mi palabra– lo tranquilizó la orientadora.
Y empezaron a salir de la boca de aquél niño, tocado por el infortunio, palabras desconcertantes.
–Mi problema se llama Enrique Madrid.
–¿Cómo has dicho Jorge?
–Sí, he dicho que se llama Enrique Madrid, se sienta al final de mi clase y me tiene manía porque le gusta la misma chica que a mí: Sofía. Y el tontorrón me apunta sin haber hablado–. La orientadora se quedó pasmada, boquiabierta con aquella declaración cargada de patetismo. Los ojos de Jorge estaban enjugados en lágrimas.
–¿Entonces te gusta Sofía?
Sí, estoy enamorado de ella. Le hago poemas y le doy bocadillo pero ella no me hace caso. ¿Qué puedo hacer para conquistarla?, ¿no has dicho que me ayudarías?
Así que no era una enfermedad absurda y letal, no era la ausencia de futuro, el presentimiento de una muerte cercana, la debilidad muscular o el sufrimiento de su familia lo que le angustiaba. Era Eros, la ancestral pasión amorosa la que preocupaba su mente y ocupaba su corazón. Como en el origen del mundo, también de una forma prematura, el sentimiento de la belleza había llegado a aquella criatura para bendecirla, dotándola del único antídoto que dispone el ser humano contra el sinsentido: el amor. Del fondo terrible de la vida brotaba una extraña piedad.

martes, 11 de octubre de 2011

ILUSTRÍSIMA SRA. MARÍA PINOCHO DE COSPEDAL (Huelga indefinida, informativa y discontinua de quince minutos)


Dejémonos de pamplinas. La contratación de mil interinos menos supone restar 37.500 horas semanales a la enseñanza pública en el tramo de educación secundaria. Lo que debe implicar necesariamente, sin variar el número de alumnos, una disminución proporcional de la calidad del servicio y la condena al desempleo a mil trabajadores. Esto hasta un necio lo entiende.
Un necio sí, pero nuestra Presidenta no. Aunque me temo que tal vez no sea por necedad, sino por un  alevoso cinismo. Para ahorrarse tener que justificar los recortes en educación ha decidido seguir el camino más corto: negar que haya habido recortes. Con gesto solemne, el mismo día de la huelga afirmó públicamente que se han contratado a 270 interinos más que en el año anterior. Y no contenta con ello, en un alarde de taurina chulería, instó en televisión a los profesores que secundamos la huelga a explicar a nuestros alumnos los motivos de la misma.
 Su plan de ahorro es sin duda encomiable. Se ha ahorrado mil profesores de una sola estacada y además, al ocultarlo, también se ha ahorrado de paso las explicaciones. Lástima que no decida extender tan proverbial ahorro a sus 223.597 euros de ingresos anuales.
No podemos pasar por alto estas manifestaciones. El peso de la estratagema es demoledor. De ser aceptada, los motivos de la huelga se vienen abajo y la malparada credibilidad de los profesores también.
Reclamo a los sindicatos, con más acceso a los datos oficiales, que desenmascaren públicamente la falsedad de los cálculos de la Presidenta. Hasta yo me los creería contemplando su tono resuelto si no hubiera metido los dedos en las llagas de los compañeros interinos eliminados, enviados al desempleo por la versión castellano–manchega de la inmortal criatura de Carlo Collodi: Pinocho. Es evidente que están intencionalmente maquillados para engañar a la opinión pública. O bien porque ha incluido en el cómputo otros tramos educativos (como la educación infantil), o porque no ha tenido en cuenta el incremento del número total de alumnos (17.119), o porque ha tasado el elevado número de medias jornadas (casi el 25%) como jornadas enteras, o porque ha cubierto las jubilaciones con interinos. No será difícil hallar el engaño.
 No hay mentira más despreciable que una verdad a medias. Es más que probable que sus datos puedan ser ciertos y estar trucados al mismo tiempo sin ofender el principio de no contradicción. Me explicaré con un ejemplo. Pongamos que en 2010 hay 1000 alumnos para cien profesores y en  2011, 1500 alumnos para 125 profesores. En términos absolutos se habrían contratado 25 profesores más en 2011 que en 2010, cuando, sin embargo, en términos comparativos se habrían contratado 25 menos. No cabe duda que una operación tan sutil de cosmética exige la sagacidad de un consejero economista, Marcial Marín Hellín, que pasará a la historia por haber realizado el milagro de los panes y los peces con los interinos, convirtiendo a –1000 en + 272. 
          Los cálculos de las asambleas de profesores están fuera de toda duda. En primer lugar, si nos atenemos a los datos oficiales de la Junta,  el número de vacantes de secundaria adjudicadas en septiembre de 2010 fueron 3.189. Mientras que en septiembre de 2011 han sido 2.370. Lo que supone 819 interinos menos contratados.
En segundo lugar, si se aumentan dos horas lectivas, como exige el decreto, a los 14.819 profesores de secundaria y formación profesional de la región se ahorran 29.638 horas lectivas al día. Lo que supone, a 20 horas lectivas por profesor (que nada tiene que ver con las 37,5 totales de la jornada laboral que se mantienen intactas), en torno a  1.480  profesores menos –unos 500 más que en el cómputo de los sindicatos.
Pero además, en tercer lugar, para qué se habrían incrementado las horas lectivas si no fuera para disminuir proporcionalmente el número de profesores contratados, reduciendo de ese modo el gasto de la Junta, que es el objetivo declarado por Dolores de Cospedal. Así lo ha lucido en todos los foros.  ¿Cómo se puede alardear de reducir el gasto educativo a principios de septiembre y decir unos días más tarde que se han incrementado 271 sueldos respecto al año anterior? O se miente antes o se miente después. 
 A la veracidad de los datos anteriores se suma, en cuarto lugar, la experiencia directa de cada centro, donde todos sabemos, desde los conserjes hasta el personal de limpieza, que se dieron órdenes expresas al inicio del curso por parte de la Consejería de educación para reducir las plantillas en 5 o 6 profesores. Lo que obligó a modificar los horarios. Puesto que hay 219 centros, a 5,5 profesores, resultan 1194. Todas los datos apuntan pues en la misma dirección. Es probable que el interés de estos dirigentes en promover la religión católica en los centros educativos se deba exclusivamente a la necesidad, experimentada en ellos mismos, de interiorizar el octavo mandamiento de la ley de Dios que prohíbe mentir.
Visto lo cual, la propuesta que lanzo a los docentes para su consideración es la siguiente:
Realizar una parada de quince minutos lectivos cada día en las clases de Secundaria y  Bachillerato por parte de todos los profesores de Castilla–La Mancha, para explicarle a nuestros alumnos, mediante un comunicado  consensuado con la comunidad educativa, las verdaderas cifras contra las que nos rebelamos y el efecto que pensamos tendrán sobre su formación; solicitando en el mismo comunicado a la Junta la apertura inmediata de una mesa de diálogo.
   Probablemente habría que garantizar la voluntariedad del alumno para recibir las explicaciones, eligiendo un espacio no lectivo del centro (tal vez en la puerta de entrada para dar mayor proyección exterior e incorporar a padres y otros colectivos).  El acto se podría repetir de forma simbólica con una periodicidad decidida de modo asambleario (¿diario?), como si se tratara de una huelga indefinida y discontinua. Podrían introducirse en la lectura variantes de relatos, fábulas y textos coherentes con los valores de la escuela pública. Esto minimizaría la pérdida salarial, el deseado ahorro de dicho salario por parte de la Junta y sobre todo el daño a nuestros alumnos, aumentando probablemente el seguimiento, la constancia en el tiempo y el apoyo social respecto a una huelga indefinida. 
              El perjuicio que una huelga indefinida puede provocar a los alumnos solo se puede justificar si no hay un modo alternativo de evitar un mal mayor para ellos y para la sociedad en su conjunto. Lo que debe ser valorado por las asambleas en el caso que nos ocupa. Pero en general pensar que se puede derrotar a los actuales dirigentes con pérdidas masivas de clase es por desgracia tan ingenuo como pensar que erradicar la ignorancia es una prioridad para ellos. Tan solo a los padres les importa, por lo carecer de su comprensión a la hora de tomar una medida tan radical nos desgastaría a nosotros y no a la Junta.
 No hace falta solicitar ningún permiso especial para la actuación propuesta, salvo que se decida su deseable continuidad hasta que la Consejería responda. Estamos obligados por imperativo legal como funcionarios a realizar dicha explicación a nuestros alumnos, ya que se trata de una instrucción ordenada de forma pública y fehaciente por la máxima autoridad educativa en la región. Como trabajadores públicos no podemos negarnos a cumplir órdenes tan regias.

sábado, 8 de octubre de 2011

ORACIÓN LAICA



Bien nuestro 
que estás en el pecho 
de los hombres que aman,    
santificado sea tu nombre.   
Nazca en nosotros  
tu reino. 
Hágase justicia   
en esta hora del mundo    
y en los tiempos venideros.   
El pan de cada día 
abunde hoy,
amasado en harina
de comunes derechos.
Perdona nuestras deudas
como nosotros perdonamos,
sin rencor,
la imperfección del universo. 
No nos dejes sucumbir a la codicia,
ni ser indiferentes al dolor ajeno.
Y ya que no puedes librarnos del mal,
concédenos serenidad en el sufrimiento.
AMEN

martes, 4 de octubre de 2011

ABUELA


                          
      


                La muerte de mi abuela discurre entre mis cosas, se pliega entre mis libros, se esconde a veces en mi abrigo.


       I (siete meses antes)

Contemplo con dolor
tus piernas nacaradas,
tan tersas y delicadas
como las de una anciana niña.
Tus manecillas huesudas,
más vivas que tu alma,
arañando en la oscuridad
el amoroso sustento.
Te imagino aún
sentada en una de tus sillas
tejiendo con premura
un hondo precipicio,
escarbando en la aurora
irrecomponibles cristales
robados a la noche.
Mírame a lo lejos,
con cualquier intención,
desde tus ojillos pardos,
diques trasparentes
que apenas retienen ya
el caudaloso río
en tu mirada.



        II (cinco días antes)

Acariciará pronto la tierra
tu pelo blanco
de luna nueva y desnudo azahar,
festejando una primavera
que no será para nosotros.
Apenas eres ya
aquella a quien yo conocía,
que tu rostro es uno y el mismo
de todos los moribundos.
Salta pues,
ahora que eres todos y nadie,
al fondo de la noche.
Allí como al principio
te esperan unos brazos.



       III (un día después)

Fui a casa
y no estabas.
Te busqué en la aurora
y no estabas.
Pregunté a los niños,
al tendero ,
a las hambrientas palomas,
y no estabas.
Busqué en tu cama vacía,
en tu plato reservado en la mesa,
en la alacena junto a la fruta,
y no estabas.
Caminé por todas las calles,
por todos los otoños, por todos los silencios.
Repetí tus viejas costumbres.
Y no estabas.
Y no estabas.



      IV (tres meses después)

Ahora que la vigilia
me niega la dicha de tenerte,
ahora que el azul
te eleva sin tregua
como vapor súbito
a la proximidad de la luz,
busco itinerante
por las veredas del sueño,
único milagro verdadero,
el intermitente comienzo de tu voz.