domingo, 8 de octubre de 2017

Falacias del independentismo y sus antídotos

Las fronteras son las cicatrices que la historia ha dejado grabadas en la piel de la tierra. Grabadas a sangre y fuego. ¡No levantemos más!
                                Josep Borrell                                                  

La ofensiva separatista contra el estado constitucional tiene tres frentes: en las instituciones, mediante el control de la Generalitat; en las calles, mediante organizaciones como la CUP, Omnium cultural y la Asamblea Nacional Catalana; y en las mentes, mediante un  poderoso sistema  de propaganda que inunda las redes sociales. Nada tengo contra el nacionalismo, como cualquier otra religión es inofensivo cuando solo es una creencia personal, pero es terriblemente peligroso cuando se convierte en voluntad política excluyente y por encima de la ley. Estos son algunos de sus virus y algunos de los antídotos para combatirlos.

1. “Solo buscamos la democracia, el derecho a decidir de los catalanes”. Este es el virus mental más peligroso de todos y sobre el que pilota todo el relato independentista. Pues lógicamente quien se opone al derecho a decidir es juzgado como  persona autoritaria y antidemocrática. Vamos, que es un facha recalcitrante si no vive en Cataluña y un súbdito, un traidor a la patria, si vive en ella.

A)                Si derecho a decidir significara automáticamente democracia, en el supuesto de que todos aquellos ciudadanos  que ganan más de un millón de euros se asociaran para reclamar su derecho a decidir  pagar o no pagar impuestos, un demócrata debería aceptarlo y convocar un referéndum de millonarios,  eso sí pactado  y con garantías.

B)                El conflicto no está en reconocer el derecho a decidir sino en establecer quién es el legítimo titular de ese derecho: los ciudadanos catalanes en exclusiva o todos los ciudadanos del estado español.  Y esto no se puede resolver mediante un referéndum, dado que habría que decidir previamente quien tendría que votar en ese referéndum. Si es fascista negar el derecho a decidir de Cataluña por la misma razón sería fascista negar el derecho a decidir al conjunto de ciudadanos del estado español.  

C)                Si es evidentemente justo reconocer el derecho preferente a decidir sobre los asuntos propios a los miembros de una comunidad -lo que vale para  una comunidad de vecinos, un pueblo, una región o un país-, no es igual de evidentemente justo que los miembros de esa comunidad tengan derecho a decidir su independencia de forma exclusiva y excluyente del resto de comunidades.  ¿Por qué habría de reconocerse el derecho a decidir su independencia a Cataluña y no a todas y cada una de sus ciudades, pueblos, barrios, comarcas, familias y comunidades de vecinos que lo soliciten? Si bien es indiscutible que Cataluña tiene un derecho político inalienable a expresar el modo en que quiere ser encajada en el marco constitucional, esa es la función del estatut , no lo es que goce del derecho a crear su propio estado.

2.                 “Hagamos un referéndum pactado. Se trata de democracia, no de independencia. Los que quieran pueden votar quedarse en el estado español. Se trata de reconocer el derecho a decidir, no la independencia”  Se trata de una falacia muy sutil porque da por válido desde el principio lo que es objeto de controversia, es decir el derecho de Cataluña a ser independiente al margen de lo que opine el conjunto del estado. Digo falacia porque en cierto modo quien goza del  poder de elegir su independencia ya es por ello mismo independiente.
Lo ilustraré con el caso de un esclavo -que no es precisamente el caso de Cataluña- al que se le reconociera el derecho a elegir su libertad o seguir siendo esclavo. Aunque eligiera seguir siendo esclavo, por el mero hecho de elegir ya sería libre. En este cebo han mordido una parte de los no independentistas tipo Ada Colau,  que solicitan la celebración de un referéndum pactado sin demostrar por qué Cataluña, más allá de un acto de fe nacionalista, es un sujeto soberano equiparable al pueblo español en su conjunto.

3.                 Defender la unidad del estado español es de derechas, de fachas, mientras que defender el derecho de secesión de Cataluña es de izquierdas.  Lo que ha calado fácilmente en la cultura izquierdista al ser el PP quien ostenta el gobierno de la nación. Quien se pone a favor de la unidad del estado y del orden constitucional, se dice,  es que está  a favor del PP y del nacionalismo español.

A) Es la derecha catalana, la antigua CIU corrupta del 3%, quien lidera el procés.

 B) Si bien el derecho de autodeterminación es unánimemente reconocido por la comunidad internacional cuando lo reclaman  países colonizados, es decir, explotados y oprimidos por una potencia colonial, es claramente injusto e insolidario cuando lo reclama una comunidad que goza de los mismos derechos jurídicos y mayor prosperidad  que el resto de comunidades del estado. Extraña colonización esta donde las víctimas viven mejor que sus verdugos. Por desgracia cabe pensar que uno de los motivos más fuertes de la independencia es la promesa de no tener que contribuir fiscalmente al bienestar del resto de España. ¿Cómo puede ser de izquierdas apoyar el derecho de los ricos a separarse de los pobres?

C) La izquierda es históricamente internacionalista, dado que el nacionalismo, que provocó  las dos guerras mundiales, sacrifica la identidad de  clase en beneficio de la identidad nacional. El nacionalismo suprime las clases sociales.  La prueba es el hermanamiento de la extrema izquierda de la CUP y la burguesía catalana del PDeCAT; en el procés. En la borrachera nacionalista se confunden las sudaderas rupturistas de Anna Gabriel con el impecable traje negro de Puigdemon.

D) Rajoy no es España ni el estado español, que es el que quedaría liquidado con la DIU, declaración unilateral de independencia. De hecho lo que habrá conseguido el  independentismo radical, por un principio de acción-reacción, es activar en el resto de España el nacionalismo español, dando un balón de oxígeno a los grupos de la extrema derecha. Eso, unido al derroche del capital político de la izquierda emergente, que naufragará en este mar convulso tal vez para siempre,  es la herencia que nos dejará este viaje a ninguna parte.

E) La idea de que todo vale contra Rajoy, a quien nadie más que yo desearía derrotar en elecciones, es tan absurdamente adolescente como sostener que dado por ejemplo que el partido popular está a favor de la libertad de prensa la izquierda tiene que estar a favor de conculcar ese derecho.  O de que si Rajoy afirma que dos y dos son cuatro una persona de izquierdas en coherencia tiene que sostener que son tres.

4 “Cataluña es una mujer que se quiere divorciar y España un marido que le pega para que no lo haga””Cataluña es como un hijo mayor de edad al que sus padres no le permiten irse de casa”. Este tipo de ejemplos tratan de operar de modo tóxico sobre las emociones haciendo visible el relato soberanista en sus propios términos. A través de estos ejemplos nada inocentes logra atraer hacia su causa la simpatía hacia las mujeres maltratadas y el rechazo al machismo posesivo de los maltratadores, que seríamos quienes no aceptamos la secesión.

A) Si es claro que todo ser humano individual debe ser reconocido como libre e  independiente, lo que justifica el derecho al divorcio de esa mujer y a la emancipación de ese joven, no es igual de claro que toda comunidad o grupo humano tenga un derecho absoluto a ser independiente como traté de demostrar.

B) Podría contraponerse, lo que también resultará mezquino en sentido contrario, que los independentistas actuarían como el hermano rico de la familia que pretende renunciar a sus apellidos para no tener que ayudar a sus hermanos más pobres.

C) Pongamos que cuatro socios -las comunidades autónomas- abren un negocio con un capital indivisible –en la constitución se aprueba la unidad indisoluble del pueblo español con el voto favorable de Cataluña- , hasta que un día uno de esos socios quiere dejar el negocio –Cataluña-, exigiendo llevarse  una parte del capital en contra de lo  pactado, poniendo en grave riesgo el interés común de esa sociedad. Habrá que convenir en que solo sería justo marcharse si fuera consentido por los otros tres.

D)Puestos a inventar contraejemplos sería como decir que los independentistas catalanes actúan como un joven que quiere irse de casa pero exige a sus padres, España, que le dejen llevarse  con él su habitación, su videoconsola y se hagan cargo de la hipoteca de su coche, valorada en 52.000 millones de euros.


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