lunes, 14 de mayo de 2012

La siesta



La siesta, de Felice Casorati es una declaración de tregua con el mundo, el momento en que la mujer se diluye, serena, en el paisaje. El punteado difuso de los colores y su intensidad cromática provoca esa sensación de indistinción entre la muchacha que duerme y el frenesí floral. Una exuberancia de verdes, de lilas salpicada, la recoge con amorosa dulzura, mientras los perfiles de las cosas se licuan como los tonos de un tapiz en el que no hubiera más que primavera.

        Racimos violetas velan el sueño de la joven cual celosos guardianes, combados, también ellos, como el cuerpo, por la acolchada atracción de la hierba. La posición fetal de la figura, hendida a la altura de los pies por densos atolones de flores, irradia entrega confiada, incontenible candor. En  silenciosa quietud la mujer se rinde plácida al instante, sin oponer resistencia.  

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