viernes, 9 de noviembre de 2012

UNA PROPUESTA PARA FRENAR LOS DESHAUCIOS



                                                 I
Aparte de las intervenciones puntuales que se vienen realizando en cada barrio para frenar los desahucios, estimo que ha llegado el momento de que la ciudadanía legisle directamente a gran escala sobre el particular. Estos serían en mi opinión los pasos a seguir:
                
1)                          Convocar una asamblea urgente a la que asistan todos los colectivos sociales que se oponen a la práctica del desahucio: sindicatos, asociaciones, jueces, partidos, movimientos, ciudadanos independientes, etc.
2)                          Establecer de forma consensuada un conjunto de medidas justas y eficaces para poner fin a este drama: dación en pago, moratoria a las personas que no puedan pagar por carecer de recursos, obligación de ofrecer en régimen de alquiler asequible las viviendas hipotecadas a las familias, etc.
3)                          Enviar a todos los bancos con sede en el territorio nacional un comunicado con la orden cívica que los conmina a implementarlas, así como la consecuencias que se derivarían de su incumplimiento, concediéndoles el plazo máximo de un mes para que notifiquen su disposición al respecto.
4)                          Dar la máxima difusión a una lista pública con los bancos que no están dispuestos a respetar las medidas aprobadas  y de los grupos políticos que no están dispuestos a convertirlas en ley. 
5)                          Proceder a partir del día convenido al desahucio de dichas entidades financieras y de los grupos políticos que les sirven de cobertura: sacar de ellos nuestros ahorros, nuestras nóminas,  nuestras prestaciones por desempleo, nuestras pensiones, nuestras hipotecas sin riesgo, nuestros impuestos y nuestros votos y llevémoslos a aquéllos que se comprometan de manera fehaciente a respetar las medidas aprobadas. A partir de un número crítico de fondos retirados los bancos rebeldes cederán  por propio interés. 

                                               II
 LOS UNOS Y LOS OTROS, ESPECULADORES Y MORADORES.

Para unos la vivienda es un frío valor mercantil, un bien inmobiliario que puede cuantificarse en unidades de euro; para otros es una prolongación del cuerpo, un nido, una madre.
 Para unos la humana necesidad de cobijo, el no poder resistir a la intemperie es una segura oportunidad para lucrarse, la expectativa de un pingüe beneficio; para otros es tan solo una razón para estar juntos, la aspiración de fundar un hogar donde  existir sin inclemencias cuando llega la noche.  
 Para unos toda casa tiene precio; para otros, solo valor.
  Para unos la vivienda es un agregado de materiales inertes cuya venta genera plusvalías; para otros es una delicada piel que nos envuelve en otoño, cuando la lluvia golpea a través del cristal.
Para unos la casa es un inmueble susceptible de ser  intercambiado, tasado, vendido, hipotecado; para otros es un jeroglífico de besos firmados,   de aromas con patente, de risas con autor.
 Para unos las casas son de cemento, solo tienen cuerpo; para otros son construcciones de luz y de palabra, disponen de memoria, gozan de intimidad.
Desahuciar a una persona es para unos compensar una deuda, cumplir una amenaza; para otros, desollarla viva, como arrojar el cuerpo de un niño en el áspero invierno, abandonarla a su suerte, violar su humanidad.

                         
 En homenaje a Amaya, que cuando salió por última vez de su casa encontró que solo había vacío.
















                          


















                           

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