A mis compañeros de Valdivielso, con quienes compartí un trecho en el fascinante viaje a la autenticidad. Al menos ellos sabían que estaban locos.
- Falsa generosidad: me encanta que disfrutes, pero solo a condición de que lo hagas conmigo.
- Pudor y sed de contacto: Me enloquece tocarte con la voz, pero no puedo abrazarte sin el terror de quien salta al vacío.
- Voracidad culpable: Cuando por fin logro disolverme en la eterna ubre del placer, el miedo y la culpa me recuerdan quien soy, agriando por un momento su leche blanca.
- Temeridad: Estoy tan estúpidamente seguro de que todo cuanto vive desea pertenecerme, que dejo a la intemperie, a merced de cualquier ladrón, cuanto amo.
- Vanidad: Solo estoy seguro de existir en el precario resplandor de la risa, el aplauso y la mirada ajena.
- Dependencia: Bailarás bajo el poder irresistible de mi canto, pero yo seré un servil esclavo de tu oído.
- Culpa: Nunca me dije con reproche: "¡Cómo fuiste capaz!", sino "¡Cómo serás capaz!". Puesto que la culpa es el peaje del alma a lo prohibido, prefiero pagar por adelantado. Así lo que resta es puro gozo.
- Charlatanería: Desde que dejé de succionar no he parado de hablar, buscando en vano en la palabra aquella sensación de leche cálida.
- Hedonismo: Jamás he podido sufrir más de veinte minutos seguidos, mi alma tiene una piel tan delicada como el cutis de un niño.
- Soledad: Estar solo es la angustiosa pausa de un glotón antes de volver a atiborrarse de los otros.
- Impaciencia: El infierno es esperar en una cola o la promesa firme de tu pantalón ceñido.
- Activismo: La inacción es otra forma de decir hastío.
- Narcisismo: No puedo dejar de preguntarme ante la visión de multitudes anónimas cómo tal número de seres pueden llegar a existir sin conocerme.
- Rivalidad: Mi avidez de atención es más vasta aún que el cielo estrellado, pero no competiré por el centro salvo que haya mujeres entre el público.
- Mesianismo: El mundo sin mí perecerá.
- El perseguidor: Mi lengua es de seda hasta que tu resistencia la convierte en látigo.
- Intolerancia a la frustración: La rabia es el rostro cruel de mi apetito insaciable.
- Intelectualismo: Mi cerebro surca con celo depredador el amplio cielo tras arrojar al corazón por la borda.
- Descorporalización: A veces pienso que bajo mi cabeza hay algo que se desplaza, hace pis y bosteza.
- Envidia: La forma más punzante de dolor es observar a una mujer hermosa entregada a otro hombre, no ser absolutamente preferido.
- Esquizofrenia sexual: No puedo amarte y desearte al mismo tiempo. He de elegir forzosamente entre la puta y la virgen, entre lujuria y sensiblería. Y tú te me escapas siempre entre ambos extremos.
- Despersonalización del prójimo: Nunca olvidaré tu cara pero con dificultad recordaré tu nombre.
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