martes, 19 de febrero de 2013

Aurelia y el bombero





¿Quién es Aurelia Rey? Aurelia no es una anciana menuda de ochenta y cinco años, inquilina en la Coruña, con una humilde pensión de 356 euros, que iba a ser desahuciada por impago de dos meses de alquiler. Aurelia es el rostro frágil de todos los que sufren, de todos los pobres, de todos los parados, de todos los excluidos, de todos los enfermos, de todos los que registran cada noche la basura a pie de contenedor. 


¿Quién es el bombero desconocido? Nunca o no solo el que se negó a colaborar con el cruel destacamento, el que se puso de parte del tallo y no del hacha, el que prefirió ser expedientado a cómplice, el que entendió que su lugar estaba junto al pueblo y no contra él. 
Es el poder del tornado que arranca lo podrido,  la rabia purificadora de la indignación, la amorosa fuerza que mueve montañas, la fe que resucita difuntos, la generosidad que burla todo cálculo, la voz de un nuevo comienzo, la sabia que alienta la vida, el horno que cuece el pan común, el corazón en el que juntos podemos, el gesto que desahucia la impotencia, el único modo en que todavía, en un mundo de ignominia, es posible deletrear la dignidad.

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