No es una cooperativa
integral, sino un vivero de utopía donde semilleros de ideales crecen en suelo
propicio.
No somos simples desencantados de una sociedad que agoniza entre violentos
estertores de miseria, somos anónimos héroes que combaten por sueños
radicalmente hermosos.
No es el fin socorrernos mutuamente ni
mejorar nuestro nivel de ingresos; es más bien elevar la vida nuestro reto, dar la
mayor densidad posible a nuestro gozo.
Nuestro motor no es el afán de acumular dinero, es el amor que franquea fronteras a fuerza de abundancia.
No son un negocio nuestros
bancales, sino altares en los que celebramos la fidelidad a la tierra, fecunda por la luz, el agua y el
trabajo.
No son los estatutos nuestra ley, expresión torpe de una verdad primera, sino una ancestral proclama que exige respeto y cuidado para todos.
No son nuestras fiestas viejas
tradiciones de dioses hace mucho perecidos, ni huérfanos paseos por las vastas superficies
del consumo. Nuestra fiesta es más bien la primavera, el rito sagrado donde la
vida celebra su anual cortejo, cuando las abejas y las flores, el viento y la
amapola, la abubilla y la mañana enloquecen de gozo en presencia de un pueblo
que camina.
No somos súbditos de ningún gobierno,
ni endeudados clientes que producen para tramposos amos, somos ciudadanos de un mundo que alborea, y que desde el centro de la asamblea se abre paso.
Desde Canarias os animamos a seguir adelante
ResponderEliminarpues la voluntad en la fuerza que mueve cualquier
utopía a convertirse en realidad,nada es imposible.