lunes, 5 de septiembre de 2011

¿CABRÓN O TOLERANTE? El despuntar de la sexualidad femenina.



Si tu mujer, esposa o compañera, que a veces no sabe uno qué palabra utilizar, tras diez años de convivencia, e inoculada con una docena de capítulos de Sexo en Nueva York, te insinúa que le gustaría flirtear con otros hombres o, incluso, abrir la pareja a esporádicos encuentros sexuales con terceros, son dos las formas principales de enfrentarse a tan atrevido órdago por parte del varón contemporáneo:

La primera es ya un clásico: el macho ibérico de toda la vida. Éste, saltará de su asiento preso de una rabia asesina,  juzgando a su pareja como  furcia y casquivana,  agarrándose al “mí” de “mí mujer” con el mismo derecho que  el especulador a sus acciones o el señorito  andaluz a su cortijo.  Desconcertado no parará de repetirse ¿Cómo puede estar insatisfecha con un experimentado semental como yo, entrenado, por su bien, en todos los prostíbulos de la ciudad?

Este macho, promiscuo con las extrañas y violentamente posesivo con la propia,  encarna el modelo de pareja tradicional, alentado de forma apasionada  por las catequesis prematrimoniales del padre Loring. Su  talibánica virilidad se sentirá fácilmente amenazada por el más mínimo atisbo de sexualidad femenina. Complacer a su consorte lo convertiría en un cabrón: “el que consiente el adulterio de su mujer”, un cornudo y público hazmerreir cuyo honor puede ser afrentado por cualquier macho que se precie y, paradógicamente, si llegara a enterarse, por su propia madre.

El segundo modo de encarar tan delicada propuesta, aunque con múltiples variantes, es el que denominaré macho liberal, abierto a un equilibrio flexible entre la promiscuidad inherente al deseo -el que afirme que jamás ha deseado a alguien que no sea su pareja o miente o es un neurótico-, que nos hace mirar con codiciosa curiosidad lo que está más allá de nuestro jardín; y el deseo de seguridad afectiva, que nos hace temer a los intrusos que amenazan saltar la valla. Tratará de ponderar dos impulsos naturales: libertad y sosiego, novedad y relajada rutina, gusto por el mariposeo y celos.

 Admitirá igualmente la reciprocidad y autonomía de hombres y mujeres en derechos carnales; y aceptará, en consecuencia, negociar con su pareja la mejor manera de atender esa curiosidad sexual sobrevenida, que para nada pone en peligro la solidez de su amor. Antes bien, verá la sugerencia como un acto de confianza, un reto que puede aumentar la complicidad entre ambos y disminuir, por su franqueza, el riesgo de adulterio. Lo detestable no es el sexo extraconyugal consentido sino el engaño, en el que siempre pierde el más honrado.

Si ella se divierte al ser cortejada por pretendientes virtuales en los múltiples chat de contactos, si acude ocasionalmente con amigas a discotecas donde es alagada por apuestos galanes, recuperando de ese modo ese saludable y evasivo coqueteo adolescente, no se sentirá tan solo amenazado, sino feliz de que quien ama disfrute, gracias a su tolerancia, del máximo de libertad posible. Complacer a su mujer lo convertirá en un varón liberal, respetuoso de la sexualidad femenina y con derecho a disfrutar pactadamente y sin culpa de la propia.

Existen sin duda infinidad de variantes intermedias y si he elegido las más extremas es para que se evidencie mejor los revolucionarios cambios en curso en lo que respecta a modelos de relación. Es evidente que no soy neutral al respecto. Educado en el salvaje hábitat del macho ibérico, avanzo como a tientas en un nuevo proyecto de hombre y de pareja. Tal vez tanta audacia me conduzca al fracaso, pero al menos siempre me quedará la satisfacción de haber fracasado con mi propio guión.






Nota: Para los nostálgicos del macho ibérico recomiendo encarecidamente  este vídeo de tres minutos del padre Loring en torno a la virginidad femenina. Autor del famoso best sellers Para salvarte (ellas), con el que se educó mi generación, se ha convertido para mí, y  a su pesar, en uno de los mejores humoristas de todos los tiempos. http://www.youtube.com/watch?v=rVU77c7pkEg&feature=related.


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