Bien nuestro
que estás en el pecho
de los hombres que aman,
santificado sea tu nombre.
Nazca en nosotros
tu reino.
Hágase justicia
en esta hora del mundo
y en los tiempos venideros.
El pan de cada día
abunde hoy,
amasado en harina
de comunes derechos.
Perdona nuestras deudas
como nosotros perdonamos,
sin rencor,
la imperfección del universo.
No nos dejes sucumbir a la codicia,
ni ser indiferentes al dolor ajeno.
Y ya que no puedes librarnos del mal,
concédenos serenidad en el sufrimiento.
AMEN
No hay comentarios:
Publicar un comentario