lunes, 31 de octubre de 2011

CIUDADANO ANÓNIMO EN HUELGA DE HAMBRE


                                                                                                      

Cuando paseaba por la puerta del sol en Madrid al caer la tarde del sábado, se me acercó un hombre alto y enjuto, con aspecto cansado pero con brillo noble en la mirada. Portaba un puñado de octavillas que repartía de mano en mano a los distraídos viandantes.
Cuando leí las razones por las que justificaba el inicio de una huelga de hambre, sentí que me sobrecogía por dentro su epopeya, la brutal asimetría de los poderes enfrentados. La fragilidad del bien se ponía una vez más en evidencia allí donde naciera el 15 M. En un bando estaban las multinacionales, las empresas financieras, los grupos de inversión, el Fondo Monetario Internacional, el Banco central europeo, las entidades crediticias francesas y alemanas, lo que se llama eufemísticamente “los mercados”. Al que se unían asimismo los gobiernos, los cárteles mediáticos, los intelectuales acomodados. En el otro ejército luchaba un ciudadano solo, anónimo, parado y hambriento.
 La causa del primer ejército era incrementar el beneficio de una minoría  de especuladores a costa del bienestar de la población. La causa del segundo, defender los derechos comunes, la soberanía del pueblo, el estado de bienestar.
Las armas con que contaba el primero eran numerosas: el control de la opinión pública, la financiación de la economía, la capacidad de incrementar el desempleo, la deuda de los Estados, el aparato militar. Las armas del segundo, un puñado de octavillas y la expresión pública de su propio  sufrimiento. 
Decidí con emoción sumarme a aquella heroica guerrilla urbana formada por un solo hombre, cuyo nombre ignoro, cuyo paradero desconozco, cuyas siglas pertenecen a un mundo que no tiene representación institucional, dando voz a su resistencia pacífica. Porque comprendí que su causa era la mía, la nuestra, la de TODOS. En su honor, el de un ciudadano auténtico, lanzo al ciberespacio sus palabras. Palabras dignificadas por el autosacrificio y no dirigidas, en el fondo, contra los poderes mediáticos, políticos y financieros, sino contra lo único que puede darles la victoria: nuestra indiferencia.

“Informo que a partir de las 0 horas del día 16 de Octubre y hasta la hora de cierre de los colegios electorales del 20–N, inicio una huelga de hambre, haciendo ésta manifiesta desde las 7h hasta las 0h, en la puerta del sol de Madrid, con el firme propósito de expresar mi más profunda indignación contra los tres poderes fácticos que tienen secuestrada nuestra democracia y que a todas luces han empezado a corromper nuestro más sagrado símbolo democrático que es nuestra constitución.
Estos tres poderes son el financiero, el político y el mediático.
Los dos primeros has mostrado una total falta de respeto hacia el pueblo soberano, modificando a través de un consenso que solo se  ha producido en escasas ocasiones por parte de los dos partidos que se alternan en el gobierno, respecto del blindaje de un artículo que arremete a nuestra constitución y atenta contra la soberanía del Pueblo Español, en un asunto de calado económico que solo ha buscado proteger el interés financiero.
Desde aquí animo e interpelo al Pueblo Español para que inicie un debate serio y en profundidad sobre nuestra Democracia, la Constitución y el corrupto proceso electoral, el cual se ha modificado en beneficio de los dos partidos que se alternan en el poder, y que se va a repetir el 20–N.
No esperemos a que nos indiquen cuando es el día de reflexión, pues ese día tiene que comenzar ya, haciendo partícipe al pueblo soberano en la construcción de nuestro sistema democrático y constitucional.
Todo ello cobra una vital importancia y urgencia, dada la actual situación económica de quiebra absoluta del gobierno central y autonómico, estándose produciendo el mayor ataque jamás visto contra el sistema de bienestar del Pueblo Soberano, y que tantos años de luchas y sangre ha costado a anteriores generaciones.
Creo que toda persona de bien está llamada a defender pacífica pero rotundamente esta situación con carácter de urgencia”. 

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